lunes, 10 de marzo de 2008

2. Una nueva posición de Poder.

El ruido del tren era ensordecedor, aunque no se comparaba con el de los padres despidiéndose de sus hijos, las mascotas corriendo de un lado a otro y los amigos de colegio rencontrándose. Regulus ya había acomodado su equipaje en el primer vagón vacio que encontró y ahora se encontraba mirando por la ventana. Ahí estaba su hermano con ese involuntario atractivo y esa actitud altanera, hablando con sus amigos. Con sus tres inseparables amigos, sobre todo con ese cazador de Gryffindor. En el fondo le tenía un poco de envidia, Sirius era popular, guapo y tenía unos leales amigos, mientras que Regulus siempre andaba solitario y pasaba desapercibido. Pero eso tenía que cambiar, ahora él era prefecto y tenía que tener mucha autoridad, además un par de amigos no le harían mal, pensó.

Dejo de mirar a su hermano y vio a los demás alumnos despidiéndose de sus padres. Su padre y su madre habían ido a dejarlo, pero por motivos laborales no podían quedarse mucho tiempo. Ellos siempre habían estado orgullosos de él, por sus grandes logros y su honor al real apellido Black. En cambio su hermano era todo lo contrario a él, y a la mayoría de familia: en primer lugar él era de Gryffindor, ¡qué vergüenza! Además le agradaban los sangre sucia y eso lo convertía en un traidor a la sangre, algo imperdonable en alguien con apellido Black.

Este año Regulus estaba decidido a hacer grandes cosas, porque hasta ahora había pasado inadvertido y ya era hora de hacer algo digno de su apellido, como su abuelo Phineas Niguellus, el mejor director que Hogwarts había tenido y

Mientras los ruidos se trasladaban paulatinamente de la acera al tren, él iba pensando en varias cosas. Entonces el tren pitó y los últimos se subieron y la maquina arrancó.

Era un viaje largo, y pasarlo sólo era algo que lamentaba, aunque siempre podía echarse un buen sueño o simplemente admirar el paisaje.

El reloj marcaba las once en punto. Sonó un pitido y acto seguido el tren comenzó a moverse. Por la ventana se veían los padres agitando la mano para despedirse de sus hijos, a los cuales volverían a ver en Navidad, o tal vez sólo hasta el próximo año.

De pronto escuchó que le decían.

-Disculpa, ¿puedo quedarme? No hay más vagones disponibles

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no lo había escuchado entrar.  El chico que le hablaba era pálido, con cabello color paja y de mirada un poco fría.

-Si claro, sigue –le respondió luego de un momento.

El chico subió el baúl al portaequipajes y se sentó en frente de él.

-Me llamo Bartemius Crouch Jr, pero si quieres me puedes llamar Barty. Estoy en cuarto curso.

-Hola Barty, soy Regulus Black. Me encantaría seguir charlando, pero tengo que presentarme en el vagón de los prefectos. Ya volveré –se sacó del bolsillo una insignia plateada con una brillante P, la miró unos instantes, se la puso y finalmente se marchó.

El vagón de los prefectos era diferente de los demás. Para empezar, era el triple de grande que uno normal, para que cupieran los cuatro prefectos de cada casa y los dos premios anuales. Además había una mesa en el centro en la que se encontraba una variedad de apetitosos pastelillos, una jarra de jugo de calabaza, café y agua. Dentro ya se encontraban los premios anuales de ese año, James Potter y Lily Evans. Los reconoció al instante que los vió. James, con su alborotado cabello negro y gafas redondas, era el inseparable compinche de su hermano y cazador estrella y capitán del equipo de Gryffindor. Lily, de largo y poblado pelo rojo oscuro y brillantes  y almendrados ojos verdes que transmitían calma, era la novia de James y también amiga de Sirius. Allí también se encontraban …

Regulus se sentó en una esquina del vagón, pegado a la ventana, como era usual. Se quedó callado y mirando el paisaje mientras llegaban todos los demás prefectos. Cuando estuvieron los ocho prefectos de quinto grado y algunos cuantos de sexto, Lily habló.

-Bien, creo que es hora de comenzar. Los demás prefectos de sexto grado pueden llegar más tarde, puesto que ahora James y yo les haremos una pequeña introducción. ¡Ah, se me olvidaba presentarme! Me llamo Lily Evans y él es James Potter, somos los premios anuales de este año y estamos aquí para que ustedes sepan cuáles son sus funciones como prefectos.

-Como saben, en Hogwarts no sólo hay estudiantes buenos y juiciosos que hacen su tarea y se quedan quietos, también están los revoltosos arma-pleitos, los que ponen problema por todo, a los que les gusta armar problemas y romper las reglas, los traviesos, en una sola palabra –continuó James.

-Ahí es donde entramos nosotros. Nuestro deber es asegurar que todas las reglas se cumplan y tenemos derecho a castigar al que no las cumpla o de informar a un profesor, pero no podemos quitar ni agregar puntos.

-Una lástima, si me preguntan –comentó James en tono de burla.

-Tienen que tener en cuenta que ser prefecto es una posición de poder y que si fueron elegidos para esta tarea, es porque ustedes son los indicados y no van a abusar de ese nuevo poder –Lily tenía una cara seria, y se podía notar claramente porque era Premio Anual.

-Ahora bien, ser prefectos también tiene sus beneficios. Ahora ustedes podrán usar el baño de prefectos que queda en el quinto piso, en la cuarta puerta a la izquierda de la estatua de Boris el Desconcertado. La contraseña este año es “Kelpie” –dijo James.

En ese momento llegaron varios prefectos de sexto grado.

-¡Ya estamos todos, qué bien! –exclamó Lily. –Por ahora deben patrullar por los pasillos para asegurarse de que todo esté bien. Cualquier movimiento indeseado, problema o duelo que se presente, ya saben que deben castigar a los implicados e informar inmediatamente a algún profesor o Premio Anual. También habrán horarios de patrullaje, que luego les informaremos. Además, los de quinto son los encargados de conducir a los nuevos alumnos hacia sus respectivas salas comunes.

-Por favor reúnanse por casas, que Lily y yo pasaremos diciendo las contraseñas.

Regulus se movió hacia donde estaban los prefectos de sexto de Slytherin, al igual que ---. Al rato pasó Lily y les dijo “Sangre de Unicornio” y continuó su camino. Después de un rato James y Lily volvieron a la posición en la que estaban y anunciaron.

-Bueno, eso es todo por ahora. Recuerden las recomendaciones hechas. ¡Buena suerte a todos!

Todos comenzaron a salir, cuando Regulus estaba de camino a su vagón pensó que ser prefecto era genial, no podía esperar a usar el baño de prefectos o a castigar a su primer indisciplinado.

martes, 4 de marzo de 2008

1. Sorpresas agradables

Toc toc

Regulus frunció el entrecejo. En ese momento se encontraba sentado en su cama leyendo El Profeta del día, que traía un artículo bastante bueno sobre el Señor Tenebroso. Odiaba que lo interrumpieran cuando estaba leyendo. Dejó el periódico a un lado, cruzó la majestuosa habitación y abrió la puerta. Era su hermano Sirius, que con su aire altanero le dijo

-Regulus, papá te llama. Parece que llegó una lechuza del colegio.

-Ok. En un momento voy.

Y le cerró la puerta en la cara. Se sentó en su cama, mirando hacía la pared, en la sobresalían los colores de Slytherin y el emblema de los Black. Recortó el artículo que estaba leyendo antes de que su hermano lo interrumpiera y lo puso en la pared, el resto de periódico lo dobló cuidadosamente y lo dejó en la mesita de noche. Odiaba el desorden, cada milímetro de la habitación estaba cuidadosamente ordenado.

Salió de la habitación, aseguró la puerta con un encantamiento, por si a su hermano se le ocurría entrar a husmear y luego sí bajó. Su padre se encontraba en el salón de la primera planta, sentado al lado de su madre.

-¡Ah llegaste, Regulus! Acaba de llegar una lechuza del colegio –Orión extendió la mano y le entregó un sobre con caligrafía muy pulcra y el escudo de Hogwarts, pero se sentía más pesado que en años anteriores. Regulus no dudó en abrirlo.

Estimado señor Black

El Curso comienza el 1 de Septiembre, como es usual.

Usted ha sido nombrado Prefecto.

Se adjunta la lista de libros y materiales para el año lectivo.

Recuerde que el Expreso de Hogwarts sale a las 11:00 am. Por favor presentarse en el vagón de los prefectos a más tardar a las 11:15 am.

Se quedo atónito por un momento. Lo habían nombrado prefecto. Era algo que estaba esperando. Volteó el sobre y una insignia plateada con una brillante P cayó en su palma izquierda. Miró a sus padres y ellos le devolvieron una cálida mirada de satisfacción

-Felicitaciones hijo –dijo Orión.

-Haces honor a tu apellido, algún día harás grandes cosas –dijo su madre y le lanzó una mirada a Sirius, que estaba en la puerta del salón observando la escena con una expresión de desagrado.

-Muchas gracias –respondió él, la felicidad lo embargaba, entonces subió de nuevo a su habitación, al salir su hermano le dijo

-Felicitaciones.

El asintió con la cabeza, subió y entró a su cuarto que quedaba justo en frente de la de Sirius. Tenía muchísimas ganas de terminar de leer el artículo, pero no podía evitar leer y releer la carta y mirar ensimismado la insignia.